miércoles, 18 de agosto de 2010

HABITACION 19

Dedicado a mi padre,
el hombre más influyente en mi vida y al que en todo momento tengo como referente.


Introducción

Este relato corto quiere dejar constancia de los momentos de incertidumbre vividos por un hombre al que la mala suerte le cortó sus vacaciones.


La Habitación Invisible

La marea estaba en calma y las olas eran casi imperceptibles; la mañana agradable y el sol aún no había despertado. Las gaviotas sobrevolaban el ancho mar. En la playa sólo se escuchaban sus pitidos que se agravaban por momentos. Algo parecía que iba a pasar. En un abrir y cerrar de ojos todo sucedió. 

 

Los ejércitos de Macario (1) avanzaban sin parar. Eran una multitud que desfilaba con ritmo firme y decidido.

En la distancia, los minúsculos soldados sólo podían apreciarse con grandes lupas de aumento, las cuales fueron requeridas con entusiasmo por el gobernador.

Excepto él, nadie en aquel recinto amurallado podía apreciarlo sin tan solicitado instrumento. El gobierno de aquel pueblo, (2) aunque curtido en mil batallas, se dormía sin darse cuenta de lo peligroso de la situación.

Tan sólo Josué lo intentó, pero su poca experiencia en estos menesteres le impedían apreciar tal colosal columna desafiante.

Entre la maleza y las flores, algunas gentes asomadas entre las columnas parecían querer ayudar al gobernador. Nada más lejos de la realidad. Esta gente saludaba y gozaba con la llegada de las tropas.

Mediante un documental dirigido por la inconfundible intérprete y autora de los Últimos hijos de Constantinopla, el gobernador explicó con entusiasmo como repeler aquellos ataques que cada vez estaban más cercanos.

Al atardecer los soldados de Macario emprendieron el ataque. Hubo varios flancos abiertos, las tropas del Gobernador no sabían como repelerlos. Las armas con las que contaban no las usaron de momento, un error que les costó las primeras bajas.

La arboleda no dejaba pasar la luz del sol. Y las flores se enredaban en formas horizontales, imitando las olas del mar. Entre la maleza se podían apreciar algunas caras del pueblo observando las estrategias que allí se fraguaban. Algunas diminutas mujercillas danzaban de un lado al otro ajenas a los planes el gobernador.

Después de algunos días de incertidumbre, la estrategia por fin tomaba peso. Se tomaron posiciones, se trajeron a la ciudad estrategas (3) de todo el reino. Pronto estos estrategas con la comandante alcalareña al mando, empezaron a dar sus frutos.

Macario no tuvo más remedio que ir retirando su ejército. La ciudad amurallada era difícil de invadir.

Una vez restablecida la calma, y con la ayuda de la Comandante prepararon con cautela la estrategia final. La batalla sería recordada entre indignación y satisfacción.

Una vez reconstruida las zonas afectadas, todo queda ya en manos del Gobernador . . .


(1) Columnas de hormigas que el protagonista veía por todos lados.

(2) Cuerpo de Médicos y enfermeros.
(3) Hubo que recurrir como siempre a “enchufes” como Inma, Encarni, Fátima, etc.






No hay comentarios:

Publicar un comentario